Aquel señor
Abría todas las puertas. No entraba ni salía por ellas. Casi ni miraba. Pero le gustaba abrirlas. Todo el rato así. Abriendo puertas. Todas.
Cuando me atreví a preguntar, cruzo una, sin mirar, como si la hubiese escogido al azar. O como si todo lo anterior fuera una maniobra de distracción.
Y se fue.
Cuando me atreví a preguntar, cruzo una, sin mirar, como si la hubiese escogido al azar. O como si todo lo anterior fuera una maniobra de distracción.
Y se fue.
2 Susurros:
Bueno, cuantas más puertas se abran más posibilidades de elección se tiene, es mejor abrir las puertas que cerrarlas, sin duda.
Enigmático :)
Me gusta cómo escribes y creo que nos parecemos un poc en cómo lo hacemos :)
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