Sensaciones de las 9.30am

Suena el despertador. Yo, claro, me despierto, pero no me levanto. He quedado con un amigo que me tiene que dar unas cosas. Él va a venir a casa. Hay confianza para que me vea las legañas, no pasa nada.
La ventana está abierta y la persiana subida. El poco Sol que se atraviesa las nubes se cuela por mi ventana y, levemente, me ilumina. Afuera empieza a llover y yo subo la colcha hasta mi cuello. Dentro siento mi piel. Fuera un poco de frío. Por eso meto los brazos dentro de la cama y mi cuerpo los calienta con rapidez. Pienso que tengo la misma posición que si estuviera muerto, a punto de enterrarme. Pero no siento nada. Me río de eso.
Dulce despertar